La antigua fábrica de cerámica Montalván es uno de los tres Conjuntos Alfareros que quedan en el barrio de Triana (Sevilla). Cesó su actividad productiva en el 2012. Tras su cierre se ha rehabilitado para un nuevo uso: Hotel y Restaurante.
El proyecto proviene de una pausada labor de documentación que concluye en un edificio creado a través del reciclaje. No se trata de una reflexión antiguo-nuevo, pasado-presente sino de una investigación única sobre un lugar particular. Una forma de hacer arquitectura desde las pautas contemporáneas y basadas siempre en el conocimiento detallado del inmueble, de los objetos y la materia que lo constituyen y de su situación cultural y antrópica. Desde la investigación patrimonial del inmueble, llegamos a un resultado fruto de un proceso exhaustivo, donde se ha reciclado toda la cerámica que quedaba en las estanterías de la antigua fábrica cerámica Montalván para crear una arquitectura absolutamente imbricada en su contexto, donde la materia que constituye la nueva obra proviene de los objetos allí existentes antes de la actuación. Tras la intervención, se disfruta del pasado industrial y colorista de la cerámica trianera desde un punto de vista contemporáneo.
El edificio se descubre desde su interior. Lo más innovador de esta arquitectura queda guardado y custodiado por una compleja trama urbana, la del arrabal de Triana. Dentro hay tres patios con distinto carácter. El primero, de altas paredes blancas decoradas con murales polícromos y una pequeña fuente que sintetiza una forma de hacer arquitectura, la del reciclaje. El segundo patio, con tres limoneros, es testigo de la convivencia entre las antiguas paredes de la fábrica, una pieza abstracta e industrial y el nuevo patchwork cerámico. El tercer patio, se configura con un antiguo horno cerámico, el arco que se atraviesa para subir a la cubierta de los hornos, y un gran cuerpo volado que aporta sombra a este espacio.
El restaurante se corresponde con los espacios de la antigua Casa Montalván, obra del arquitecto regionalista Juan Talavera y Heredia, de 1925. Se trata de una pieza autónoma, conformando la esquina del conjunto, pero vinculada al conjunto fabril. El resto del Conjunto Alfarero se organiza en planta baja como un paseo entre los hornos y almacenes de la antigua fábrica, dando acceso a las habitaciones ubicadas en plantas superiores.