La intervención se sitúa en medio de uno de los barrios más densos de Sant Feliu de Llobregat. Un barrio obrero que había ido creciendo alrededor del antiguo tejido industrial, rodeando las fábricas textiles que daban trabajo a los vecinos con viviendas humildes de los propios trabajadores, pared con pared con la fábrica. El derribo de una de las últimas fábricas que quedaban en pie se aprovechó para construir un aparcamiento subterráneo para abastecer el barrio de la Salut, dejando en el lugar donde se encontraba la fábrica un gran vacío en forma de cubierta de hormigón para este aparcamiento.
Los trazos de las medianeras existentes se prolongan y dan forma a cada uno de los parterres del parque. El espacio público se fragmenta en rincones de escala menor, casi doméstica, con la voluntad de que el visitante se sienta cómodo en un ámbito más abarcable. De esta manera, se diseña cada tramo de forma singular tanto en planta como en sección, creando topografías que cobijan y aíslan al paseante de la carretera adyacente. El vacío de la antigua fábrica dejó a la vista las paredes de los patios traseros de las viviendas, convirtiéndolas en fachada del nuevo espacio urbano. La elección del material cerámico para cubrir las medianeras existentes fue casi automática. La cerámica cocida a alta temperatura permite trabajar con un material económico y de alta resistencia, que garantiza un buen envejecimiento frente a heladas, lluvias y cambios de temperatura. Era una clara intención recuperar la cerámica como memoria del pasado industrial y como réplica de las tapias de los patios existentes. Y era nuestro deseo incorporar en la celosía esa riqueza de matices, a modo de collage de texturas y agujeros, que ya poseían las medianeras, reflejo de las diferentes intervenciones sufridas por la ciudad a lo largo del tiempo. Sólo un cierre de piezas cerámicas nos permitía tamizar la visión de esos patios traseros e incorporar sus irregularidades, quiebros y excepciones. La celosía permite, primero, mantener la coronación de los muros existentes, hechos de distintos materiales y a distintas alturas, resiguiendo en la medida de lo posible un “horizonte” continuo que los envolviera. Segundo, nos permite mantener los distintos grados de opacidad de las medianeras, que pasaban de tapias ciegas de pared de bloque hasta verjas totalmente transparentes, pasando por cañizos auto-construidos. La celosía incorpora esas distintas gradaciones y lo hace con una textura continua a lo largo del parque.
Premios Cerámica ASCER 2013. Primer premio categoría Arquitectura