Un edificio de viviendas plurifamiliar entre medianeras en el antiguo barrio de pescadores de Badalona. Un volumen que surge de las necesidades urbanísticas que derivan de la aparición de una nueva sección, de un ensanchamiento de calle. Las viviendas se retiran y crecen en altura, configurando de este modo una nueva tipología de vía urbana. Ahora ese espacio temporal a caballo entre lo que era y lo que quiere ser, es una vía híbrida, cambiante y sorprendente.

En ese espacio, casi delirante, se levanta esta peculiar construcción, entre cambios de alineación, rincones, casas bajas y nuevos edificios de vivienda plurifamiliar. Por todo ello el edificio aparece como elemento urbano, a escala de ciudad, más allá de responder únicamente a las necesidades particulares propias de un conjunto residencial.

La organización funcional del programa es la siguiente:

Local en planta baja y cuatro viviendas, una por planta. Se trata de un encargo especial ya que es un caso de autopromoción para una familia. Ello implica que las zonas comunes del edificio sean mucho más amables y predispuestas al compartir, alejándose de la neutralidad y la predisposición antivandálica que suele caracterizar a este tipo de espacio en los edificios de vivienda convencionales.

El acceso a las viviendas se realiza directamente desde el ascensor que desembarca en la sala de estar. La escalera en espiral es más un sitio de estar, bien iluminado y de circulación entre las diferentes viviendas. La tipología es compacta y pasante. La sala de estar da a las dos fachadas y deja en sus laterales los flexibles cerramientos que delimitan las habitaciones y a continuación, las cámaras higiénicas, con revestimiento cerámico en paredes y suelo. La cocina es abierta a fachada y a la sala.

La cubierta es un espacio de relación con la ciudad y el mar con una marcada tendencia lúdica. Una pérgola recoge el aparato técnico sostenible de la edificación, bajo la cual se habilita un comedor de invierno completamente abierto en verano.

Las dos fachadas tienen una concepción muy contrastada. La del patio, orientada a sur-este y con vistas al mar, es sobria y de concepción mediterránea. Se trata de una fachada ventilada cerámica con grandes aberturas para el invierno y persianas de lamas orientables para el verano.

La fachada a la calle es más alegre, más acorde a la relación con la ciudad y con la tradición modernista de la zona. En planta baja nos encontramos con un zócalo de cerámica color naranja prolongada en las plantas superiores mediante una gran celosía cerámica que protege del sol de oeste y privatiza las estancias de la visión exterior.